¿Qué es el Budismo?
El Budismo se puede considerar hoy en día tanto una religión, como una filosofía de vida representada en las experiencias y enseñanzas de su figura primordial: Siddhartha Gautama, más conocido por todos, como el Buda Shakyamuni o el Buda Histórico.
Además, el término Buda (traducido sería: el Despierto, el Iluminado) es un nombre honorífico que también se puede aplicar a quien ha logrado un completo despertar espiritual.
Además, el término Buda (traducido sería: el Despierto, el Iluminado) es un nombre honorífico que también se puede aplicar a quien ha logrado un completo despertar espiritual.
A pesar del disentimiento del año exacto en el que nació, se podría declarar que lo hizo aproximadamente en el año 563 A.E.C., en unos preciosos jardines de lo que actualmente es la zona de Lumbini, territorio de Nepal.
Nació en una familia noble. Su padre, Suddhodana, era el rey del Reino de Shakya y pertenecía a un linaje muy antiguo y puro llamado los Gautamas; pertenecían al mismo tiempo a la casta real de los guerreros o la llamada Kshatriya. Su madre, la reina Mahamaya, murió siete días después de su nacimiento. La hermana de ésta ocupó su lugar y junto al rey Suddhodhana le criaron en un absoluto y ostentoso ambiente de lujos. Su padre quería que fuera su sucesor y deseaba a toda costa alejarle del camino religioso para no distraerle hacia el futuro trono del Reino de Shakya. |
Siddharta Gautama demostró tener un gran talento para todas aquellas disciplinas adquiriendo un agudo intelecto, fuerza y gran poder físico. Culminó su estatus casándose con su prima Yasodhara a la edad de dieciséis años y siguiendo colmándose de todos los placeres del mundo.
Según la profecía de los importantes brahmanes de aquella época, Gautama sería o un gran rey o un gran líder espiritual pero su padre seguía manteniéndole protegido en su palacio alimentando su lujoso camino hacia el trono y distrayéndole de una verdad incómoda para su futuro.
No tardaría en darse cuenta de la realidad cuando empezó a realizar salidas furtivas fuera de palacio. Acompañado por su escolta se produjeron los denominados Cuatro Encuentros.
Primero se encontró con un enfermo, más tarde con un hombre viejo enfrentándose a la verdad de la vejez. En otra ocasión pudo contemplar un cadáver y finalmente habló con un asceta que le sugirió el camino que debía tomar hacia la renuncia de falsa felicidad material.
Siddharta Gautama no conocía ninguno de esos aspectos y quedó profundamente marcado por el sufrimiento que veía en la gente y el que, tarde o temprano, sufriría él también.
A la edad de veintinueve años y después de darle un hijo a su padre con la princesa Yasodhara, abandonó sin consentimiento su palacio y se convirtió en un errante; un yogi sin techo que llegó practicar el ascetismo extremo con varios maestros durante tres largos y sufridores años.
Al darse cuenta que esa doctrina no le procuraba la Iluminación, abandonó el ascetismo entre críticas de sus cinco compañeros y se dedicó de corazón a la meditación.
Después de duros y continuos esfuerzos, una noche de luna llena del año 528 A.E.C., se sentó a meditar bajo los pies de una gran higuera y juró que no se levantaría hasta haber encontrado lo que buscaba. Tenía treinta y cinco años cuando sucedería el acontecimiento más importante de toda su vida.
Bien entrada la noche, irrumpió en un estado muy intenso de meditación y a medida que avanzaba en lo más profundo de la oscuridad de la mente, la luz acudía en su auxilio permitiéndole ver con claridad el camino hacia la salvación.
Según la profecía de los importantes brahmanes de aquella época, Gautama sería o un gran rey o un gran líder espiritual pero su padre seguía manteniéndole protegido en su palacio alimentando su lujoso camino hacia el trono y distrayéndole de una verdad incómoda para su futuro.
No tardaría en darse cuenta de la realidad cuando empezó a realizar salidas furtivas fuera de palacio. Acompañado por su escolta se produjeron los denominados Cuatro Encuentros.
Primero se encontró con un enfermo, más tarde con un hombre viejo enfrentándose a la verdad de la vejez. En otra ocasión pudo contemplar un cadáver y finalmente habló con un asceta que le sugirió el camino que debía tomar hacia la renuncia de falsa felicidad material.
Siddharta Gautama no conocía ninguno de esos aspectos y quedó profundamente marcado por el sufrimiento que veía en la gente y el que, tarde o temprano, sufriría él también.
A la edad de veintinueve años y después de darle un hijo a su padre con la princesa Yasodhara, abandonó sin consentimiento su palacio y se convirtió en un errante; un yogi sin techo que llegó practicar el ascetismo extremo con varios maestros durante tres largos y sufridores años.
Al darse cuenta que esa doctrina no le procuraba la Iluminación, abandonó el ascetismo entre críticas de sus cinco compañeros y se dedicó de corazón a la meditación.
Después de duros y continuos esfuerzos, una noche de luna llena del año 528 A.E.C., se sentó a meditar bajo los pies de una gran higuera y juró que no se levantaría hasta haber encontrado lo que buscaba. Tenía treinta y cinco años cuando sucedería el acontecimiento más importante de toda su vida.
Bien entrada la noche, irrumpió en un estado muy intenso de meditación y a medida que avanzaba en lo más profundo de la oscuridad de la mente, la luz acudía en su auxilio permitiéndole ver con claridad el camino hacia la salvación.
Primeramente le fue otorgado el conocimiento de sus vidas anteriores, más tarde fue provisto de la visión divina y finalmente, al despuntar el alba, entró en el saber omnisciente quedando totalmente iluminado por la verdad. Despertó completo de sabiduría y ya se había convertido en lo que, más adelante, le bautizarían como Buda. El árbol en el que se iluminó pasaría a llamarse Bodhi y la ciudad donde estaba, Gaya, se rebautizaría como BodhGaya; uno de los cuatro lugares sagrados del Budismo.
Al principio dudaba si debía predicar la verdad pero acabó decidiéndose y expuso su primer sermón en la actual ciudad sagrada de Sarnath.
Rodeado de sus cinco antiguos compañeros ascetas que le recibieron de forma fría, pudo dilucidar su experiencia y llevándose a cabo un mensaje tan simple, lleno de compasión, amor y sabiduría, las enseñanzas de Siddhartha Gautama comenzaron a crecer con una rapidez sorprendente.
Al principio dudaba si debía predicar la verdad pero acabó decidiéndose y expuso su primer sermón en la actual ciudad sagrada de Sarnath.
Rodeado de sus cinco antiguos compañeros ascetas que le recibieron de forma fría, pudo dilucidar su experiencia y llevándose a cabo un mensaje tan simple, lleno de compasión, amor y sabiduría, las enseñanzas de Siddhartha Gautama comenzaron a crecer con una rapidez sorprendente.
Durante cuarenta y cinco años, el Buda Gautama junto con sus discípulos y compañeros (la sangha), se dedicó a enseñar el camino que él había descubierto hacia el despertar espiritual y la liberación de los renacimientos.
A la edad de ochenta años y tras haber dedicado toda su vida al altruismo, la compasión y enseñanza de sus experiencias, el Buda avisó a sus discípulos, que se encontraban delante de él, que su final llegaría pronto.
A la edad de ochenta años y tras haber dedicado toda su vida al altruismo, la compasión y enseñanza de sus experiencias, el Buda avisó a sus discípulos, que se encontraban delante de él, que su final llegaría pronto.
En un bosque muy cerca de la actual y sagrada ciudad de Kushinagar, Siddhartha Gautama entró en el paranirvana bajo una profunda meditación y abandonó su cuerpo dejando unas últimas palabras: “Todo es perecedero, esforzaos por la salvación.” Siete días más tarde de su muerte, el Buda Histórico fue incinerado y repartido sus cenizas con sus discípulos más cercanos. El amor y la compasión que sentían hacia su maestro y sus grandes enseñanzas, junto a la evolución socio-cultural de distintas áreas geográficas y el intento de consolidar y estructurar sus enseñanzas, hicieron que naciera y se fuera consolidando con el paso del tiempo, lo que hoy se conoce como Budismo. |
El Budismo comparte una visión ambivalente del mismo, pues se puede considerar una religión no-teísta por poseer una cosmología determinada con un sofisticado y profundo estudio sobre la mente (como dijo el Buda Gautama: “La mente es todo, en lo que piensas, te conviertes”), por tener también reglas monásticas y por mantener ciertos parámetros comunes a las religiones en general; pero al mismo tiempo, es también una filosofía de vida y experiencia para aquellos que no siguen su enfoque monástico y religioso.
Principales Enfoques
Después de ser la filosofía de vida oficial de la India durante más de 800 años y expandirse a muchos países más de Asia, el Budismo empezó a ramificarse en diferentes vertientes, sensibilidades o enfoques a raíz de diferentes concilios entre budistas, para debatir las enseñanzas de Buda.
Se podrían dividir en tres grandes enfoques:
Budismo Theravada o Hinayana: Se fundamenta en los orígenes del Budismo. Theravada significa La Doctrina de los Antiguos. Es la escuela más antigua y conservadora. Destaca por su máxima sencillez y su búsqueda individual de la liberación por falta de una visión más amplia; uno de los motivos por el que también se le llama pequeño vehículo (Hinayana) del Budismo.
Se podrían dividir en tres grandes enfoques:
Budismo Theravada o Hinayana: Se fundamenta en los orígenes del Budismo. Theravada significa La Doctrina de los Antiguos. Es la escuela más antigua y conservadora. Destaca por su máxima sencillez y su búsqueda individual de la liberación por falta de una visión más amplia; uno de los motivos por el que también se le llama pequeño vehículo (Hinayana) del Budismo.
Budismo Mahayana: Fundado más tarde en el Siglo I. Mahayana significa gran vehículo. Recalca por eso en basar todas sus acciones en el beneficio de todos los seres utilizando la sabia compasión altruista como herramienta preferida y fundamentándose en los Sutras, de ahí que a veces, se la denomine también como Sutrayana.
Budismo Vajrayana: Es llamado muchas veces como vehículo del diamante. También conocido como Budismo Tántrico (exento de las prácticas sexuales del tantrismo Vama Marga del Hinduismo), es una extensión o particularidad del Mahayana y adopta muchas más técnicas que la anterior, especialmente yogas, profundizando hondamente en el Budismo. Se la denomina en ocasiones Tantrayana (uso de tantras) o Mantrayana (uso de mantras), distinguiéndose así del Sutrayana.
De estos tres grandes enfoques, nacen numerosas escuelas, tendencias, linajes y tipos de Budismo, manteniendo sus principales enseñanzas y principios. Por ejemplo, con cierto asentamiento en Japón y China (teniendo en cuenta que existen otras áreas geográficas, como Corea -desde donde pasa a Japón-, Vietnam, etc., que también tienen particulares escuelas budistas), por ser los más representativos:
China:
Tien-tai: Basada en el Sutra del Loto.
Ornamento de Flores: Basada en el anterior Sutra conocido como Hua-yen.
Palabra Verdadera: que sobrevive en Japón como la escuela Shingon.
Tierra Pura: Basada en los Sutras de la tierra de la bienaventuranza que en Japón da pié al desarrollo de las escuelas Jodo y Jodo Shinshu.
Meditación: llamada Ch´an en China y Zen (estilos Rinzai y Soto) en Japón, están muy influenciados por los Sutras: Exposición de Vimalakirti, Perfección de la Sabiduría y Descenso a Lanka.
Japón:
Además de las apuntadas anteriormente (Zen y Jodo Shinshu), cabe resaltar la escuela Nichiren, basada en el Sutra del Loto.
China:
Tien-tai: Basada en el Sutra del Loto.
Ornamento de Flores: Basada en el anterior Sutra conocido como Hua-yen.
Palabra Verdadera: que sobrevive en Japón como la escuela Shingon.
Tierra Pura: Basada en los Sutras de la tierra de la bienaventuranza que en Japón da pié al desarrollo de las escuelas Jodo y Jodo Shinshu.
Meditación: llamada Ch´an en China y Zen (estilos Rinzai y Soto) en Japón, están muy influenciados por los Sutras: Exposición de Vimalakirti, Perfección de la Sabiduría y Descenso a Lanka.
Japón:
Además de las apuntadas anteriormente (Zen y Jodo Shinshu), cabe resaltar la escuela Nichiren, basada en el Sutra del Loto.
Cronología
583-483 antes de la Era Común: Vida del Buda Shakhyamuni (según el Theravada 624-544).
268-239 antes de la Era Común: Reinado del Rey Asoka como gran protector y mecenas del Budismo que envía a los primeros budistas a Sri-Lanka sobre el 246 antes de la Era Común.
Siglo I antes de la Era Común: Se escriben por primera vez las enseñanzas budistas.
100 antes de la Era Común a 100 de la Era Común: Surgimiento del Budismo Mahayana.
78-101 de la Era Común: Reinado del Rey Kanishka, gracias al cual el budismo se extiende por Asia central.
268-239 antes de la Era Común: Reinado del Rey Asoka como gran protector y mecenas del Budismo que envía a los primeros budistas a Sri-Lanka sobre el 246 antes de la Era Común.
Siglo I antes de la Era Común: Se escriben por primera vez las enseñanzas budistas.
100 antes de la Era Común a 100 de la Era Común: Surgimiento del Budismo Mahayana.
78-101 de la Era Común: Reinado del Rey Kanishka, gracias al cual el budismo se extiende por Asia central.
Siglo I: el Budismo llega a China por vez primera.
520: El primer Patriarca Zen Bodhidharma llega a China.
538: El Budismo llega a Japón desde Corea.
Siglos VII y VIII: El Budismo Vajrayana se establece en Tibet.
Siglos XI a XIV: Se establece el Budismo Theravada en el sudeste asiático.
1199: Se destruye la universidad del Nalanda y desaparece prácticamente el budismo de la India.
Siglo XIII: Se establecen en Japón el Budismo Zen, el Nichiren y el de la Tierra Pura.
1832: Comienza la expansión del Budismo en occidente.
1862: Primera traducción de un texto Budista en occidente. El Dhammapada.
Sobre 1881: Se funda la Sociedad de Textos Pali.
520: El primer Patriarca Zen Bodhidharma llega a China.
538: El Budismo llega a Japón desde Corea.
Siglos VII y VIII: El Budismo Vajrayana se establece en Tibet.
Siglos XI a XIV: Se establece el Budismo Theravada en el sudeste asiático.
1199: Se destruye la universidad del Nalanda y desaparece prácticamente el budismo de la India.
Siglo XIII: Se establecen en Japón el Budismo Zen, el Nichiren y el de la Tierra Pura.
1832: Comienza la expansión del Budismo en occidente.
1862: Primera traducción de un texto Budista en occidente. El Dhammapada.
Sobre 1881: Se funda la Sociedad de Textos Pali.
1893: Se celebra en Chicago el Primer Parlamento Mundial de las Religiones, con importante presencia budista.
A partir de 1950: Se acrecienta la expansión del Budismo Vajrayana por occidente.
1956: Celebración de los 2500 años del Budismo.
A partir de 1950: Se acrecienta la expansión del Budismo Vajrayana por occidente.
1956: Celebración de los 2500 años del Budismo.
El Dharma
El significado aproximado de Dharma es ley natural y en el contexto específico del Budismo, es el conjunto de todas las enseñanzas y prácticas que dan como resultado un método para llegar a la Iluminación. Un método que Buda mostró como un camino para la completa realización espiritual y liberación permanente del sufrimiento y sus causas.
Las bases iniciales para la comprensión del Dharma y de este camino, son conocidas como Las Cuatro Nobles Verdades y El Noble Camino Óctuple.
Entiéndase inicialmente, que el sufrimiento al que hace referencia el Budismo, no solo es el del plano físico, sino muy especialmente, el que produce en nuestra mente la constante y profunda insatisfacción:
Las Cuatro Nobles Verdades:
La existencia del sufrimiento. La causa del sufrimiento. El cese del sufrimiento. El camino o método para el cese del sufrimiento.
El Noble Camino Óctuple:
Como Camino para que cese el sufrimiento, teniendo en cuenta que la acepción correcto/a no lo hace solo en un enfoque ético o moral, sino muy especialmente, al justo y armónico equilibrio que, con la aplicación dinámica del Camino permite conseguir la liberación de ese sufrimiento o insatisfacción:
Las bases iniciales para la comprensión del Dharma y de este camino, son conocidas como Las Cuatro Nobles Verdades y El Noble Camino Óctuple.
Entiéndase inicialmente, que el sufrimiento al que hace referencia el Budismo, no solo es el del plano físico, sino muy especialmente, el que produce en nuestra mente la constante y profunda insatisfacción:
Las Cuatro Nobles Verdades:
La existencia del sufrimiento. La causa del sufrimiento. El cese del sufrimiento. El camino o método para el cese del sufrimiento.
El Noble Camino Óctuple:
Como Camino para que cese el sufrimiento, teniendo en cuenta que la acepción correcto/a no lo hace solo en un enfoque ético o moral, sino muy especialmente, al justo y armónico equilibrio que, con la aplicación dinámica del Camino permite conseguir la liberación de ese sufrimiento o insatisfacción:
Punto de vista correcto. Intención correcta. Habla o palabra correcta. Acción correcta. Modo de vida correcto. Esfuerzo correcto. Atención correcta. Concentración correcta.
La Compasión
Se ha observado siempre y sobre todo a Su Santidad El Dalai Lama, destacar por encima otros, un término muy budista: la Compasión, manifestada a través de la cercanía y la calidez.
En general, todo ser humano posee una necesidad y anhelo básicos y es, dejar de sufrir y tratar de ser feliz.
La Compasión en el Budismo es uno de los determinantes más importantes para conseguir esta felicidad verdadera, sin confundirla con la simple pena o lástima. Es la esencia del camino del Dharma y en gran medida, en cualquier tipo de práctica budista, el factor clave para alcanzar la completa Iluminación.
Además, es la magnífica e impecable manera de relacionarse con uno mismo y con los demás. Siempre va asociada con otro aspecto no menos importante, que es la Sabiduría. Sin una, no se puede aplicar la otra correctamente. Son como las dos piernas que necesitamos para poder caminar. La Sabiduría es la reguladora de la Compasión; y la Compasión, la vida esencial de la propia Sabiduría.
En el Budismo Vajrayana, ambos aspectos están representados en múltiples símbolos de la iconografía y distintos instrumentos ceremoniales, como por ejemplo, el Dorje (tib.: Cetro-diamante) y la Ghanta (tib.: Campana).
En general, todo ser humano posee una necesidad y anhelo básicos y es, dejar de sufrir y tratar de ser feliz.
La Compasión en el Budismo es uno de los determinantes más importantes para conseguir esta felicidad verdadera, sin confundirla con la simple pena o lástima. Es la esencia del camino del Dharma y en gran medida, en cualquier tipo de práctica budista, el factor clave para alcanzar la completa Iluminación.
Además, es la magnífica e impecable manera de relacionarse con uno mismo y con los demás. Siempre va asociada con otro aspecto no menos importante, que es la Sabiduría. Sin una, no se puede aplicar la otra correctamente. Son como las dos piernas que necesitamos para poder caminar. La Sabiduría es la reguladora de la Compasión; y la Compasión, la vida esencial de la propia Sabiduría.
En el Budismo Vajrayana, ambos aspectos están representados en múltiples símbolos de la iconografía y distintos instrumentos ceremoniales, como por ejemplo, el Dorje (tib.: Cetro-diamante) y la Ghanta (tib.: Campana).
La Meditación
La práctica budista por excelencia. Aunque el significado básico para la palabra meditación es cultivo de la mente, se debería entender como un proceso, un instrumento o herramienta con diferentes fases o niveles, que se desarrollan y enfocan en un estado distinto a “dejar la mente en blanco” o pensar de forma “discursiva” y reflexionar de forma convencional.
La mayoría de personas que no están familiarizadas con la meditación, tienden a adoptar un concepto erróneo o parcial de lo que realmente es.
Muchos creen que sólo es una forma adicional de relajación. No es sólo eso. Otros piensan que es un método para concentrarse y activar más la atención, siendo más eficientes en nuestras actividades cotidianas o laborales. No es sólo eso. Otros también piensan que es un simple y relajante proceso de visualizaciones. No es sólo eso. También hay quienes piensan, que es algo así como provocar un estado de trance o incluso realizar una especie de viaje.
La mayoría de personas que no están familiarizadas con la meditación, tienden a adoptar un concepto erróneo o parcial de lo que realmente es.
Muchos creen que sólo es una forma adicional de relajación. No es sólo eso. Otros piensan que es un método para concentrarse y activar más la atención, siendo más eficientes en nuestras actividades cotidianas o laborales. No es sólo eso. Otros también piensan que es un simple y relajante proceso de visualizaciones. No es sólo eso. También hay quienes piensan, que es algo así como provocar un estado de trance o incluso realizar una especie de viaje.
Su infinidad de beneficios, ya se empiezan a notar prontamente y entre ellos está la concentración, serenidad, autoconocimiento y sobretodo, la experimentación de una paz mental que conlleva inicialmente, a un estado de felicidad interna.
Cuando se profundiza en la meditación y se estabilizan ciertos procesos meditativos, se experimenta y asimila de forma individual lo que intelectualmente o racionalmente entendemos sobre el Dharma, teniendo un verdadero progreso espiritual.
Existen infinidad de enfoques o tipos de meditación pero, en el contexto del Budismo, englobando tanto el Hinayana como el Mahayana-Vajrayana se podrían describir en tres etapas, entendidas como una secuencia progresiva en su unicidad:
Shine (Samatha en sánscrito):
Calma la mente de forma natural y como consecuencia de ello, orienta nuestra consciencia hacia una expansión de nuestra perspectiva. También como consecuencia de esa calma mental, se van disipando nuestras emociones negativas o perturbadoras.
Lhaktong (Vipasyana en sánscrito):
Es un tipo de meditación que en tibetano suele traducirse como visión profunda. Existen dos enfoques: La meditación analítica que se analiza la mente, el presente y todo lo que ocurre en el instante llevando la atención consciente a la experiencia de su estado natural. La meditación-transmisión de la mente directa: el Maestro presenta de forma experiencial y no conceptual, la mente tal cual es y el meditador la percibe así en un instante.
Mahamudra / Dzogchen / Ati Yoga:
Como consecuencia de las dos anteriores fases meditativas, su simplicidad y naturalidad es tan extrema, que resulta realmente difícil su correcta práctica, pues requiere de una gran experiencia y maduración en las etapas de Shine y Lhaktong. Se estabiliza la meditación y ésta no requiere de la volición activa del practicante, ni del esfuerzo intervencionista del propio meditador.
Cada fase y proceso meditativo, requiere toda una serie de indicaciones prácticas e instrucciones por parte de un Maestro cualificado, tanto en la posición del cuerpo, como la respiración y la actitud adecuada, antes, durante y después de su práctica; aunque el ingrediente principal de todo ello sea, como se apuntó antes, la genuina y profunda Compasión.
Cuando se profundiza en la meditación y se estabilizan ciertos procesos meditativos, se experimenta y asimila de forma individual lo que intelectualmente o racionalmente entendemos sobre el Dharma, teniendo un verdadero progreso espiritual.
Existen infinidad de enfoques o tipos de meditación pero, en el contexto del Budismo, englobando tanto el Hinayana como el Mahayana-Vajrayana se podrían describir en tres etapas, entendidas como una secuencia progresiva en su unicidad:
Shine (Samatha en sánscrito):
Calma la mente de forma natural y como consecuencia de ello, orienta nuestra consciencia hacia una expansión de nuestra perspectiva. También como consecuencia de esa calma mental, se van disipando nuestras emociones negativas o perturbadoras.
Lhaktong (Vipasyana en sánscrito):
Es un tipo de meditación que en tibetano suele traducirse como visión profunda. Existen dos enfoques: La meditación analítica que se analiza la mente, el presente y todo lo que ocurre en el instante llevando la atención consciente a la experiencia de su estado natural. La meditación-transmisión de la mente directa: el Maestro presenta de forma experiencial y no conceptual, la mente tal cual es y el meditador la percibe así en un instante.
Mahamudra / Dzogchen / Ati Yoga:
Como consecuencia de las dos anteriores fases meditativas, su simplicidad y naturalidad es tan extrema, que resulta realmente difícil su correcta práctica, pues requiere de una gran experiencia y maduración en las etapas de Shine y Lhaktong. Se estabiliza la meditación y ésta no requiere de la volición activa del practicante, ni del esfuerzo intervencionista del propio meditador.
Cada fase y proceso meditativo, requiere toda una serie de indicaciones prácticas e instrucciones por parte de un Maestro cualificado, tanto en la posición del cuerpo, como la respiración y la actitud adecuada, antes, durante y después de su práctica; aunque el ingrediente principal de todo ello sea, como se apuntó antes, la genuina y profunda Compasión.
El Mantra
El origen de la palabra mantra se refiere a sonido o grupo de palabras; en este caso sonido sagrado, que pueden poseer o no un significado literal.
Su repetición constante y rítmica o su pronunciación en voz alta y vibrante (también se pueden repetir internamente, en silencio), puede tener efectos a nivel físico en relación a ciertos tipos de glándulas, el sistema nervioso simpático, chakras y canales energéticos sutiles descritos en numerosos yogas.
También sintonizan un poder espiritual asociado a los millones de practicantes y repeticiones.
Ambos aspectos pueden ser de gran ayuda en nuestra práctica meditativa e incluso, en ciertos procedimientos meditativos donde se visualizan diferentes deidades o manifestaciones particulares de la propia budeidad, formando un poderoso dinamizador, junto a otros muchos aspectos de la práctica, que pueden hacer llegar al practicante a experiencias de la mente muy profundas.
Se suelen usar rosarios de 108 cuentas y repetir numerosas veces con cada cuenta a medida que avanzamos, el mantra. Pueden llegar a repetirse centenas, millares o millones de veces, dependiendo del enfoque, proceso y tipo de práctica.
Su repetición constante y rítmica o su pronunciación en voz alta y vibrante (también se pueden repetir internamente, en silencio), puede tener efectos a nivel físico en relación a ciertos tipos de glándulas, el sistema nervioso simpático, chakras y canales energéticos sutiles descritos en numerosos yogas.
También sintonizan un poder espiritual asociado a los millones de practicantes y repeticiones.
Ambos aspectos pueden ser de gran ayuda en nuestra práctica meditativa e incluso, en ciertos procedimientos meditativos donde se visualizan diferentes deidades o manifestaciones particulares de la propia budeidad, formando un poderoso dinamizador, junto a otros muchos aspectos de la práctica, que pueden hacer llegar al practicante a experiencias de la mente muy profundas.
Se suelen usar rosarios de 108 cuentas y repetir numerosas veces con cada cuenta a medida que avanzamos, el mantra. Pueden llegar a repetirse centenas, millares o millones de veces, dependiendo del enfoque, proceso y tipo de práctica.
Divinidades Budistas
El Budismo está carente de un Dios o Dioses ya que es una corriente no-teísta ni politeísta. Tiene otro significado y concepto de lo que sería un dios para cualquier religión.
Las divinidades budistas muy utilizadas en el Budismo Vajrayana son especialmente, representaciones específicas, relativamente fáciles de reconocer y asimilar, de las cualidades de los seres iluminados, de la budeidad o de la propia mente iluminada. Estas divinidades son composiciones simbólicas a veces muy complejas, donde se tiene en cuenta, su forma, color, mirada, atuendo: textura y complementos del mismo, posición del tronco, la cantidad y posición de piernas, brazos, pies, caras o cabezas, manos, articulaciones, expresiones faciales y el contexto, tanto el que rodea a la figura, como el lugar (por ejemplo, en un paisaje determinado o en el centro de un mandala) y otras figuras que pueden aparecer en segundo plano. De ahí, que ese reconocimiento y comprensión por parte del practicante, de pié a numerosas prácticas y métodos que intentan sintonizar a través de esa imagen o composición simbólica, el sentido profundo y esencial de la cualidad determinada y también, el origen último de la citada cualidad. |
A ello se suman gestos ceremoniales, como determinado número de genuflexiones, mudras, etc. y una profunda actitud interna y externa de respeto, sin caer en la simple idolatría o superstición.
Así, cuando queremos conectar y practicar la manifestación de la Compasión de la budeidad, se practica principalmente con Chenrezig; cuando es la sabiduría de la budeidad, se practica por ejemplo Manjusri; o cuando es el poder de la budeidad, se practica por ejemplo, Vajrapani.
Existen cinco grandes familias o Dhyani Budas en el Budismo Vajrayana: Vairoçana, Amitabha, Akshobya, Ratnasambhava y Amoghasiddhi, de donde derivan, junto a tres niveles de manifestación aparentemente diferentes: el Dharmakaya, el Shambogakaya y el Nyrmanakaya, las numerosas manifestaciones en forma de divinidades.
Así, cuando queremos conectar y practicar la manifestación de la Compasión de la budeidad, se practica principalmente con Chenrezig; cuando es la sabiduría de la budeidad, se practica por ejemplo Manjusri; o cuando es el poder de la budeidad, se practica por ejemplo, Vajrapani.
Existen cinco grandes familias o Dhyani Budas en el Budismo Vajrayana: Vairoçana, Amitabha, Akshobya, Ratnasambhava y Amoghasiddhi, de donde derivan, junto a tres niveles de manifestación aparentemente diferentes: el Dharmakaya, el Shambogakaya y el Nyrmanakaya, las numerosas manifestaciones en forma de divinidades.
Los Rituales
En el budismo en general, se suele expresar de forma ceremonial, algunos principios y enseñanzas profundas.
Se entiende al ser humano como la expresión de tres conceptos distintos en tres planos distintos pero complementarios: Cuerpo, Palabra y Mente.
La práctica ceremonial, no es la simple imitación cultural o religiosa de una tradición, por el contrario, es una sofisticada metodología donde se alinean con un solo propósito, el uso de la imaginación creativa y la comprensión racional de su significado profundo (mente), su verbalización a través de la lectura de textos (sadhanas), procedimientos, cantos de oraciones, música y pronunciamiento de mantras (palabra) y su gestualidad simbólica (cuerpo), realizada generalmente con movimientos del cuerpo, brazos, posición de los dedos de las manos (mudras) o el uso de instrumentos que simbolizan diferentes cualidades de la budeidad, como el Dorje (tib.: Cetro-diamante) o la Ghanta (tib.: Campana).
El propósito de todo ello es focalizar a través de todos los medios posibles en un espacio y tiempo determinados, toda nuestra atención consciente, llevándola a trascender al propio procedimiento ceremonial y experimentar la naturaleza ilimitada de la mente.
La energía y bendiciones generadas y asociadas a todo ello, hacen del Budismo Vajrayana un sistema muy especial y extremadamente eficaz de progreso, en el casi siempre difícil camino espiritual.
Se entiende al ser humano como la expresión de tres conceptos distintos en tres planos distintos pero complementarios: Cuerpo, Palabra y Mente.
La práctica ceremonial, no es la simple imitación cultural o religiosa de una tradición, por el contrario, es una sofisticada metodología donde se alinean con un solo propósito, el uso de la imaginación creativa y la comprensión racional de su significado profundo (mente), su verbalización a través de la lectura de textos (sadhanas), procedimientos, cantos de oraciones, música y pronunciamiento de mantras (palabra) y su gestualidad simbólica (cuerpo), realizada generalmente con movimientos del cuerpo, brazos, posición de los dedos de las manos (mudras) o el uso de instrumentos que simbolizan diferentes cualidades de la budeidad, como el Dorje (tib.: Cetro-diamante) o la Ghanta (tib.: Campana).
El propósito de todo ello es focalizar a través de todos los medios posibles en un espacio y tiempo determinados, toda nuestra atención consciente, llevándola a trascender al propio procedimiento ceremonial y experimentar la naturaleza ilimitada de la mente.
La energía y bendiciones generadas y asociadas a todo ello, hacen del Budismo Vajrayana un sistema muy especial y extremadamente eficaz de progreso, en el casi siempre difícil camino espiritual.
El resultado es una mayor conexión con la experiencia directa de la mente y en consecuencia, el aumento de la motivación, compasión, sabiduría, disciplina, voluntad y entusiasmo para poder seguir adelante.
El Karma
Karma significa acción y corresponde a que toda acción conlleva una reacción. Es la ley natural de las causas y efectos.
Todo pensamiento, palabra o acto tendrá como consecuencia un resultado en mayor o menor medida percibido. De esta manera se clasifican en sus tres tipos: Karma de acciones mentales, verbales y físicas.
También hay que tener en cuenta, el Karma individual, el colectivo y en especial, la interacción de ambos y la influencia que esa interacción también provoca.
Todo pensamiento, palabra o acto tendrá como consecuencia un resultado en mayor o menor medida percibido. De esta manera se clasifican en sus tres tipos: Karma de acciones mentales, verbales y físicas.
También hay que tener en cuenta, el Karma individual, el colectivo y en especial, la interacción de ambos y la influencia que esa interacción también provoca.
La forma en la que uno es y configura su personalidad y conciencia viene determinada por el resultado de acciones y predisposiciones pasadas, tanto en anteriores vidas como en la presente, comenzando desde el inicio del nacimiento marcando las tendencias.
No existe mal o buen Karma. El efecto que produce el Karma en nuestras vidas, lo traducimos en bueno si nos beneficia o en malo si nos perjudica.
Se suele pensar equivocadamente que la Ley del Karma es algo así como una retribución divina, gobernada por alguien que premia o castiga por las buenas o malas acciones; y no es lo más acertado. En el Budismo, al no haber la creencia de un administrador universal que maneje este menester, se tiene la certeza que cada uno es el único responsable de sus actos pasados, presentes y lo que serán en un futuro.
Muchas veces uno no entiende por qué suceden ciertos sucesos y tiende a creer que es fruto de algo ajeno a su vida. Es difícil llegar a asimilar uno mismo y de manera imparcial que absolutamente todo sucede por alguna causa; pero como dijo el Buda Histórico: “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado”.
Existen también tres tipos de reacciones para cada acción: buenas, malas y neutras. Y es que en estas conclusiones se resumen en el principio de la esencia de la ética budista: la motivación.
Cabe aclarar también, que el Budismo no trata con términos de bueno o malo, sino de acciones con motivaciones positivas o negativas a la hora de acercarse o alejarse a la Iluminación. La voluntad positiva basada en la generosidad, amor y altruismo produce resultados positivos. La voluntad negativa inspirada en el odio, la codicia o la ignorancia mantiene a uno apegado en el Samsara alejándole del despertar espiritual.
Como se ha dicho y simplificándolo, se puede ser buena persona en esta vida y no comprender o extrañarse al ver los acontecimientos que suceden o situaciones que uno vive porque, posiblemente, se arrastren actitudes negativas importantes de otras vidas y eso haya provocado permanecer otra vez en la misma situación.
En el Budismo se cree que todos los seres poseen un potencial ilimitado para purificar todo lo negativo, inclusive el Karma de efectos que se han acumulado.
La experiencia de muchísimos maestros a lo largo de la historia, relata que es posible liberarse del Karma de efectos negativos en la vida presente y consecuentemente, despertar espiritualmente, romper con los ciclos sucesivos del Samsara y así, iluminarse.
Existen muchos métodos para eliminar la carga negativa almacenada y algunos de éstos son las oraciones, postraciones, meditaciones o recitación de mantras; aunque lo más importante para cualquier practicante budista, es desarrollar el amor y la compasión hacia todos los seres utilizando la sabiduría a la hora de actuar.
La experiencia de muchísimos maestros a lo largo de la historia, relata que es posible liberarse del Karma de efectos negativos en la vida presente y consecuentemente, despertar espiritualmente, romper con los ciclos sucesivos del Samsara y así, iluminarse.
Existen muchos métodos para eliminar la carga negativa almacenada y algunos de éstos son las oraciones, postraciones, meditaciones o recitación de mantras; aunque lo más importante para cualquier practicante budista, es desarrollar el amor y la compasión hacia todos los seres utilizando la sabiduría a la hora de actuar.
El Renacimiento
Éste es el término que los budistas prefieren considerar. La palabra reencarnación pertenece al Hinduismo ya que afirma que existe un alma perdurable que transmigra en el momento de la muerte y el Buda Gautama aclaró explícitamente que no halló tal alma; por eso, para seguir respetando sus enseñanzas, la palabra que se prefiere usar es: Renacimiento.
De acuerdo con el Budismo, cuando el cuerpo físico muere, la mente, o mejor dicho, la consciencia más sutil, se separa de él. En vida, la consciencia es modelada y condicionada por las tendencias kármicas que la persona ha acumulado a lo largo de incontables existencias y al dejar el cuerpo en el momento de la muerte, esta consciencia lleva consigo dichas predisposiciones. Durante el proceso de fallecimiento, la mente sobreviene una pérdida de facultades que conlleva a un estado parecido al de quedarse dormido; que después es retirado a un lugar de reposo. Pasado algún tiempo, sucede una especie de despertar que, en un principio, la persona no se percata que ha muerto aunque más adelante, ciertas experiencias le revelan lo que ha ocurrido. Según los textos sagrados, a partir de ese momento se inicia un periodo de 49 días en un conocido estado llamado Bardo; el punto intermedio entre la vida y la muerte. Es una existencia puramente mental, la consciencia no tiene sino un cuerpo muy sutil creado ilusoriamente. Es un estado en el que la mente más ordinaria busca con ansía hallar un nuevo cuerpo físico para reafirmar su vida. Es aquí cuando el Karma actúa más que nunca y busca e intenta ligarse a una situación que coincida con un estado kármico parecido a su vida anterior. |
Según el Budismo, no todos renacen en cuerpos humanos. Depende del Karma acumulado de algunas consciencias, conduce a éstas a otros planos de existencia o mejor dicho, otros reinos; que para los budistas, se dividen en los Seis Destinos o Reinos: el de los devas o dioses, el de los asura o semidioses, el humano, el de los animales, el de los pretas o espíritus hambrientos y el de los demonios o narakas, equivalente al infierno.
Es posible que un ser humano haya pasado por todos estos reinos dependiendo de sus acciones y los resultados de éstas para ir cambiado de existencias.
Entre la inmensa cultura tibetana que ha ido creciendo con el paso del tiempo desde hace miles de años, existe un mítico e importantísimo texto llamado El Libro Tibetano de los Muertos (Bardo Tödol), donde se explica más extensamente el concepto de Renacimiento.
Es posible que un ser humano haya pasado por todos estos reinos dependiendo de sus acciones y los resultados de éstas para ir cambiado de existencias.
Entre la inmensa cultura tibetana que ha ido creciendo con el paso del tiempo desde hace miles de años, existe un mítico e importantísimo texto llamado El Libro Tibetano de los Muertos (Bardo Tödol), donde se explica más extensamente el concepto de Renacimiento.
La Iluminación
El término Iluminación, equivalente a consciencia despierta y plena lucidez, se ha llegado a utilizar en tantos contextos distintos, sin una clara comprensión del mismo, que incluso en algunos casos, se llega a utilizar de forma despectiva.
La Iluminación, no corresponde sólo a un enfoque de una tradición religiosa, sino que posee una dimensión profundamente espiritual y universal que indica o apunta a un estado de la mente plenamente desarrollado.
Más que describir lo que es, dentro del enfoque pedagógico budista, se pone más énfasis no en su definición, sino en lo que no es, con el fin que el ego y sus proyecciones, no adquieran el concepto definido como objeto a conseguir, imitar y mantener, perpetuando el egoísmo y el egocentrismo.
La Iluminación, no corresponde sólo a un enfoque de una tradición religiosa, sino que posee una dimensión profundamente espiritual y universal que indica o apunta a un estado de la mente plenamente desarrollado.
Más que describir lo que es, dentro del enfoque pedagógico budista, se pone más énfasis no en su definición, sino en lo que no es, con el fin que el ego y sus proyecciones, no adquieran el concepto definido como objeto a conseguir, imitar y mantener, perpetuando el egoísmo y el egocentrismo.
En todo caso, cuando se descubre a través de las numerosas prácticas budistas, la impostura del ego en el que nos asentamos y creemos, surge con independencia de éste, un estado de la mente natural, ilimitado y libre, no condicionado y por lo tanto, liberado de la ignorancia, de todas las proyecciones del ego en el que hemos creído y al que hemos entronizado en el centro de nuestra vida, el Karma que se genera y por lo tanto, del sufrimiento y sus causas.
Un estado que va más allá de la afirmación o la negación de la existencia del ego, sus sistemas de control, proyección y dominio del sentido de uno mismo y de la vida y donde éste, no debe ser eliminado o convertido en el enemigo a batir.
Es entonces, cuando se puede llegar a experimentar, más allá de toda dualidad sujeto-objeto, la genuina Felicidad, la esplendorosa Compasión y la profunda Sabiduría.
Un estado que va más allá de la afirmación o la negación de la existencia del ego, sus sistemas de control, proyección y dominio del sentido de uno mismo y de la vida y donde éste, no debe ser eliminado o convertido en el enemigo a batir.
Es entonces, cuando se puede llegar a experimentar, más allá de toda dualidad sujeto-objeto, la genuina Felicidad, la esplendorosa Compasión y la profunda Sabiduría.